El futuro del marketing digital: cómo la IA está reescribiendo las reglas del growth

Columna de Francisco Sandoval, cofundador y CEO de Yom, speaker del AMDDay 2025.


Estamos atravesando una revolución silenciosa en el marketing digital. La inteligencia artificial (IA) no solo está optimizando procesos: está transformando las bases del growth marketing tal como lo conocemos.

Muchos equipos ya usan la IA para mejorar tácticas específicas –como generar copys, personalizar emails o afinar audiencias–, pero eso es solamente la superficie. El verdadero cambio está en cómo la IA redefine los fundamentos del crecimiento.

Tradicionalmente, el growth se ha construido sobre una ecuación simple: ingresos = adquisición × frecuencia × AOV (average order value o valor promedio del pedido)

La IA está transformando cada una de estas variables.

Adquisición: Los canales tradicionales muestran grietas. El SEO se ve alterado por buscadores con IA que ya no sólo indexan, sino que interpretan y sintetizan información. 

El email pierde eficacia frente a asistentes inteligentes que filtran contenido por relevancia real. Incluso la publicidad paga se ve amenazada por interfaces conversacionales donde los usuarios descubren productos sin buscarlos directamente.

Retención: La personalización a escala ya no es una promesa, es una realidad. Gracias a la IA, pasamos de segmentaciones generales a experiencias individuales que evolucionan en tiempo real. Los productos que aprenden de cada usuario no sólo retienen mejor, también generan valor nuevo, antes imposible.

Monetización: Los modelos están cambiando. Surgen esquemas basados en uso inteligente (se cobra por el valor específico que la IA genera) o incluso por resultados concretos (se paga por el impacto, no por la herramienta). El pricing se vuelve dinámico y personalizado.

Pero el cambio más profundo es paradigmático.

Como anticipa Aravind Srinivas, CEO de Perplexity AI, estamos entrando en una era en la que los asistentes de IA –no las personas– serán quienes filtren y decidan qué productos comprar. En ese escenario, el marketing no deberá convencer a un humano, sino ser comprensible, evaluable y justificable para una máquina.

Eso implica:

1. Diseñar productos que puedan ser entendidos por sistemas de IA.

2. Medir valor con métricas cuantificables, no solo emocionales.

3. Exponer capacidades a través de API (application programming inteface o interfaz de programación de aplicaciones) y documentación pensada para algoritmos.

La IA no reemplaza la creatividad, pero cambia el campo de juego. El diferencial no estará en usar IA como herramienta aislada, sino en diseñar procesos inteligentes con IA en el centro, que generen resultados reales y medibles.

Los equipos que comprendan esto no sólo crecerán más rápidos, sino que construirán una ventaja estructural. No se trata de usar más herramientas, sino de armar sistemas adaptativos que aprendan, personalicen y optimicen en forma continua.

Para adaptarse, los equipos deberán:

• Aprender nuevas competencias como prompt engineering y análisis avanzado de datos.

• Integrar marketing, producto y tecnología en células híbridas.

• Abrazar la experimentación radical: lo incremental ya no alcanza.

La frontera entre marketing y el desarrollo de producto se está desdibujando. Los ganadores de esta nueva era no serán quienes adapten campañas al mundo de la IA, sino quienes rediseñen todo su modelo de crecimiento con la IA como distribuidor, evaluador y recomendador principal.

El futuro no pertenece a quienes “usan” IA. Pertenece a quienes entienden cómo la IA está cambiando las reglas del juego y se animan a construir desde ahí.