Cuando a fines de 2021, Mark Zuckerberg anunciaba la creación de lo que él mismo denominó «Metaverse», no imaginábamos la revolución digital y cultural que ello implicaría tan solo un año después. El metaverso (neologismo admitido como válido por la Fundación de la Real Academia de la Lengua, Fundeu) fue definido por el propio Zuckerberg como un mundo virtual en el cual las personas de todo el mundo, representados por avatares digitales, podrán llevar a cabo diferentes actividades, como ir de compras, trabajar, ir a conciertos, y jugar.
A medida que gran parte del mundo se recupera poco a poco del golpe que ha significado la pandemia, nos encontramos ante a un escenario en el que tanto las casas educativas como los estudiantes han transmutado el concepto de educación.
El rol que ha jugado la tecnología en la educación a distancia, expresado en clases en línea, seminarios virtuales con fines didácticos y otros recursos similares, ha crecido a pasos agigantados debido a las condiciones impuestas por la pandemia.
Inevitablemente el mundo de la educación seguirá transformándose con la ayuda de la tecnología. Poco a poco desde el año 2000 se han potenciado los entornos de “e‐learning” y la experiencia educativa ha sido tan efectiva que cada vez más profesionales siguen sumándose a esta modalidad.
El metaverso es el siguiente paso
Los campus físicos de las universidades no solo se están expandiendo hacia la virtualidad, sino que el metaverso los llevará a ofrecer nuevos escenarios de aprendizaje.
Por ahora el metaverso para el mundo educativo es una idea para convocar las tecnologías vigentes y otras nuevas emergentes, de tal manera que profesores y estudiantes puedan experimentar una realidad digital tan activa y atractiva como la física, identificándose como un avatar digital. Todo esto ocurrirá en un soporte lógico de ciberespacio, que actuará como el mundo real, pero sin limitaciones impuestas por la misma.
El metaverso viene a suplir las carencias de la educación virtual en cuanto a experiencia ya que usará la Realidad Virtual y la Realidad Aumentada. Se trata de un mundo en el que se podrá interactuar y tener experiencias vívidas.
Todavía falta por andar un camino en cuanto a accesibilidad y privacidad, por citar algunos aspectos. También será necesario un tránsito actitudinal especialmente en las generaciones mayores (los profesores). Y, por supuesto, los sistemas educativos, particularmente las casas de estudios superiores, deberán estar a la altura en propuestas educativas y recursos tecnológicos.
¿Estarán desde ya nuestras universidades y centros de formación superior preparándose para el metaverso?
Nicole Suárez, directora de cuentas de LFI