Inteligencia artificial, ¿nueva brecha educativa?

Columna por Alberto Rojas, director de la carrera de marketing digital de Duoc UC, sede Puente Alto.


El boom del acceso a internet a principios de este siglo figura hoy como la prehistoria de lo que llamamos la Era de la Inteligencia Artificial. Recordemos lo que se esperaba en aquellos años respecto de la educación: democratización, dinamismo y flexibilidad en la misma. Todo esto nos permitiría cerrar brechas en una temática tan relevante. 

Sin embargo, a pesar del avance en materia de acceso y desarrollo de la tecnología, existe una paradoja: el avance tecnológico puede profundizar las brechas educativas, en vez de disminuirlas.

En una misma aula, la IA repercute de manera distinta de acuerdo a la experiencia previa de los estudiantes. Logra catalizar el proceso de algunos e inhibir el de otros. Todo lo contrario a lo que busca cualquier sistema educativo contemporáneo. 

Pensemos en un alumno que, luego de 15 años de egresado del colegio, se incorpora nuevamente al sistema educativo al cursar una carrera. Este estudiante ya trae consigo una diferencia estructural, pues su trayectoria educativa ha sido irregular y no ha estado expuesto intensivamente al desarrollo tecnológico. En otras palabras, ha sido un espectador del mismo, careciendo de una guía docente o instruccional. En este contexto, la IA aparece como un obstáculo para alcanzar sus resultados de aprendizaje. 

Por otro lado, sus compañeros de aula, que sí se han visto beneficiados del acceso a internet y de su desarrollo en los últimos años, encuentran en la IA un efecto catalizador que, bien utilizada, logra hacer eficiente la obtención de logros educativos. 

La invitación para quienes trabajamos en educación, por lo tanto, es a repensar en el modelo educativo como un todo y no sólo centrarnos en las herramientas. Pensar solamente en lo segundo significa sobredimensionar los medios, olvidando los fines

En tanto, pensar en los fines significa contextualizar las herramientas y su impacto en el modelo. En otras palabras, implica no sólo incorporar la IA, sino hacerse cargo del impacto de su implementación en el aprendizaje de cada una de las realidades a las que se enfrenta una persona en el aula.