Columna de opinión de Gabriela Álvarez, directora ejecutiva de Accenture Interactive, empresa asociada de la AMDD.
Con toda la jerga que ha rodeado a la nube, no es de extrañar que muchos vean cloud como una cuestión de TI y no como una preocupación que cruza toda la organización. Sin embargo, para los profesionales del marketing, la conversación nunca se ha centrado explícitamente en la adopción de cloud como estrategia, excepto, quizás, como mecanismo de entrega. El marketing está más estratificado que nunca.
Los consumidores, las empresas y la tecnología se mueven a una velocidad única. Las marcas han intentado seguir el ritmo creando experiencias personalizadas y siempre activas. Pero muchas se han visto incapaces de flexibilizar y evolucionar con la suficiente rapidez. Y ahora la pandemia ha acelerado la adopción digital, lo que aumenta el sentido de urgencia.
¿El resultado? Las marcas necesitan mas que nunca velocidad y flexibilidad en sus tecnologías de soporte. Pero para liberarse de sus limitaciones legadas, van a necesitar una nueva mentalidad de Cloud First.
Durante esta pandemia hemos visto cómo las marcas de consumo que eran más digitales, que tenían canales integrados, que ofrecían paquetes de suscripción y entrega a domicilio, que readaptaban las operaciones para adaptarse a los patrones de demanda variable, estaban -y siguen estando- en ventaja.
La nube ha recorrido un largo camino, desde un concepto temprano en la década de 1960 hasta su expansión a través de todas las industrias, incluida la de marketing. Y aunque la mayoría de los profesionales del marketing utilizan hoy en día soluciones de almacenamiento en cloud, esta tecnología es mucho más que una solución de almacenamiento seguro. La nube está ayudando a empresas de todos los tamaños a encontrar el éxito y a ser más versátiles que nunca. Ha facilitado a los profesionales del marketing la creación de campañas personalizadas, la prueba de ideas, la realización de experimentos y la evaluación de sus esfuerzos.
En el sector del marketing, la nube está ayudando a empresas de todos los tamaños a encontrar el éxito y a ser más versátiles que nunca. Ha facilitado a los profesionales del marketing la creación de campañas personalizadas, la prueba de ideas, la realización de experimentos y la evaluación de sus esfuerzos y resultados conseguidos.
Los profesionales del marketing también aprecian la naturaleza fluida de cloud, que permite el crecimiento y el cambio a medida que las necesidades de la empresa fluctúan. Les permite capturar y sintetizar datos para poder resolver problemas comunes con rapidez, reduciendo el riesgo y disminuyendo el costo del fracaso, lo que a su vez anima a los departamentos de marketing más pequeños y a las empresas a superar los límites de una forma que no habría sido posible hasta hace unos años atrás.
Una empresa líder mundial de los productos de cuidado personal y lujo ilustra el valor de la nube. A medida que su presencia crecía en todo el mundo, la empresa se enfrentaba a problemas operativos y de costos debido a sus anticuados sistemas informáticos. En un sector en el que la velocidad y la capacidad de respuesta son fundamentales, la organización migró a cloud para poder contar ahora con una infraestructura tecnológica escalable y flexible a un costo sustancialmente menor. Los directivos de la empresa afirman que ahora los sistemas pueden hacer frente cómodamente al crecimiento y ajustarse rápidamente a los cambios volátiles, como los que provocó el COVID-19.
Los beneficios de la nube se manifestaron claramente en su rendimiento, donde superaron a sus pares. Esta organización amplió su capitalización bursátil en 4 meses durante la pandemia (a mediados de 2020), mientras que sus competidores se mantuvieron planos o disminuyeron.
Sin embargo, el punto clave es que la nube no consiste sólo en migrar los sistemas y aplicaciones existentes a las plataformas de cloud. Se trata de utilizar la flexibilidad de la nube para convertirse en una verdadera marca digital, capaz de adaptarse, innovar y responder rápidamente, y seguir el ritmo de lo que los consumidores quieren en un mundo cambiante e impredecible.