Columna de opinión de Felipe Otárola, gerente de marketing y experiencia de clientes BICE VIDA.
El envejecimiento de la población mundial es un hecho innegable. Según la ONU, para el año 2050 más de 2.100 millones de personas tendrán más de 60 años, superando 20% de la población global.
Este cambio demográfico ha impulsado la Silver Economy, un mercado enfocado en productos y servicios para personas mayores.
Con el aumento de la esperanza de vida y la evolución de los patrones de consumo, la Silver Economy ha cobrado gran relevancia en sectores como salud, turismo, tecnología, bienes raíces, finanzas y entretenimiento.
A diferencia de otros grupos hetarios, los adultos mayores poseen una estabilidad económica superior. Según McKinsey, controlan aproximadamente 50% de la riqueza global y generan más de 60% del consumo en sectores clave.
El turismo para personas mayores crece 15% anual, según la Organización Mundial del Turismo (OMT) y con respecto a la industria de la belleza, marcas como L’Oréal han desarrollado líneas específicas para el cuidado de la piel de adultos mayores, con un impacto positivo en la industria.
El sector tecnológico también ha comenzado a enfocarse en este mercado. Un estudio de Deloitte señala que 67% de los mayores de 60 años en países desarrollados usa internet a diario y que 80% compraría en línea si las plataformas fueran más accesibles.
Este panorama ha motivado a gigantes tecnológicos como Amazon a optimizar sus interfaces, lo que abre una reflexión sobre la importancia de la digitalización para las personas mayores y cómo esto puede fomentar la integración en la sociedad.
A pesar de su importancia, muchas marcas siguen sin considerar al adulto mayor en sus estrategias de marketing. Según Nielsen, solo 5% de los anuncios publicitarios incluye a personas mayores de 50 años en roles protagónicos, generando una desconexión entre la oferta y la demanda.
Para aprovechar este mercado, las empresas deben desarrollar productos accesibles, como interfaces intuitivas, empaques fáciles de manipular y tipografías legibles. También es clave que la publicidad refleje a adultos mayores activos y empoderados. Finalmente, brindar una atención personalizada y soporte adaptado a sus necesidades será esencial para abarcar este segmento.
La Silver Economy no es una tendencia, sino un cambio estructural y cultural en los hábitos de consumo. Las marcas que logren comprender este desafío contribuirán dejando un impacto positivo y duradero en la sociedad.