Cristián Chávez, director creativo asociado en Inbrax.
El 21 de septiembre de 2009, Nicolás Massú grabó en el inconsciente colectivo la frase: “nada es imposible, ninguna #@#$%”, tras un épico partido de más de cinco horas que devolvió a Chile al Grupo Mundial de Copa Davis.
El deporte no es solamente una disciplina: es una pasión que mueve multitudes, enciende emociones y genera conversaciones en tiempo real. En un mundo saturado de mensajes publicitarios, el deporte ofrece algo que pocas plataformas logran: atención genuina y un contexto cargado de emociones reales.
Es el único lugar donde una marca puede estar en la camiseta del héroe, en la emoción del gol, en la lágrima de la derrota y en la euforia del triunfo. Hoy, más que nunca, las marcas buscan relevancia y el deporte es el escenario perfecto. Desde un estadio lleno hasta un stream en el celular, cada momento es una oportunidad para contar historias, generar engagement y dejar huella. Porque donde hay pasión, hay atención. Y donde hay atención, hay marketing con verdadero impacto.