Más cabeza, menos piloto automático

Jorge Díaz, director de la AMDD y cofounder de Simplex.


Seguro te acuerdas de esto…. a inicios de año más de 500 millones de usuarios recibieron su resumen anual de Spotify generado al instante, con visuales únicos y mensajes personalizados. Fue mi lista favorita durante todo enero…  Detrás de ese “momento mágico” hay automatización, datos y orquestación perfecta entre tecnología y creatividad.

La promesa de la automatización y la inteligencia artificial en marketing es potente: experiencias hiperpersonalizadas, en tiempo real, a gran escala. Pero que esa promesa se convierta en realidad no depende sólo de algoritmos. Requiere más pensamiento estratégico, más coordinación humana, más cabeza.

Hoy la automatización no es “piloto automático”. Es una nueva forma de trabajar, donde el diseño importa tanto como la tecnología. 

Para que este sistema funcione, debemos construir un engranaje virtuoso que parte con objetivos claros. ¿Qué queremos lograr como equipo de marketing? ¿Qué impacto buscamos en el cliente?

Luego, necesitamos definir funciones específicas, más allá de cargos o títulos. ¿Qué tareas concretas son necesarias para alcanzar ese objetivo? Una vez identificado ese mapa de acciones, viene una decisión crítica: elegir quién –o qué– es el mejor para cada función. Puede ser una persona del equipo, una agencia, un freelance o un agente de inteligencia artificial. Lo importante es asignar a cada tarea el recurso más eficiente y efectivo.

Pero no basta con eso. En este nuevo modelo híbrido, debemos establecer reglas claras de traspaso entre humanos y máquinas. Cómo se transfiere la información, cómo se escalan decisiones, cómo se hace la “posta” entre agentes. Porque sin coordinación, la automatización puede generar más caos que orden.

También es clave contar con un listado vivo de herramientas. Saber qué tecnología usamos para cada función y evaluarla continuamente: ¿genera impacto? ¿aporta valor real? ¿debe ser reemplazada o eliminada?

Finalmente, nada de esto funciona sin capacitación constante. Porque mientras más automatizamos, más se requiere que los equipos piensen, definan, evalúen y aprovechen al máximo estas herramientas. La automatización sólo será un verdadero flywheel si hay talento humano que la impulse, la orqueste y la reinvente día a día.

En esta edición exploramos cómo combinar IA, automatización y experiencia humana. Porque el futuro del marketing no es solo automatizado: es profundamente inteligente y eso empieza por nosotros.