Catalina Olivares, Content Strategist de Cebra, escribe sobre el nuevo SEO como tendencia para el 2026.
Durante años vimos el SEO (search engine optimization) como un territorio relativamente estable: Google al centro, una SERP (search engine results page) conocida, diez resultados azules, keywords optimizadas y una batalla técnica donde el contenido cumplía un rol clave pero predecible. Sin embargo, en los últimos meses ese paradigma terminó.
Hoy la búsqueda es un ecosistema mucho más complejo, distribuido y fragmentado, donde la interacción entre usuarios, plataformas y modelos de IA redefine por completo cómo una marca aparece, se interpreta y se recomienda.
Desde nuestra experiencia en Cebra hemos visto cómo este cambio se aceleró en silencio. Quienes aún no se sumen a esta nueva ola y comiencen a aplicar un buen SEO se están quedando atrás.
Los artículos ya no viven solo en Google: pueden posicionarse en Gemini, influir en una respuesta de ChatGPT y, al mismo tiempo, convivir con un reel de Instagram que termina indexado en la SERP para la misma keyword.
Esto nos ha llevado a que dejemos de pensar el SEO como un único canal y lo entendamos como algo mucho más profundo: una estrategia de visibilidad total e interdependiente.
Ante esta nueva forma de posicionar, a muchos nos parece adecuado utilizar el concepto de SEO everywhere: un marco donde cada contenido, ya sea editorial, comercial, educativo o transaccional, debe estar preparado para ser encontrado en cualquier lugar donde una persona formule una pregunta, haga una búsqueda en las redes sociales o interactúe con una IA.
Es bajo este gran paraguas en que se ha convertido el SEO, que encontramos términos como el AEO (answer engine optimization) y GEO (generative engine optimization), dos capas que no son opcionales y que, implementando un SEO correcto, son posibles de optimizar para posicionar en todo lugar.
Ambos términos, aunque se sienten nuevos, en realidad no son más que extensiones naturales del SEO que ya hacíamos: profundidad, claridad, estructura, consistencia y experiencia. Nada de eso desaparece, al contrario, se vuelve crítico y más necesario que nunca.
Aquí es donde entra un punto que suele subestimarse: debemos pensar más allá de la SERP. Hoy las redes sociales no son el territorio único del social media, sino también de quienes trabajamos el SEO.
Instagram, TikTok y YouTube son algunas de las redes que ya figuran en Google como resultados claves, especialmente para búsquedas de marca, categorías emergentes y contenidos tácticos.
Un reel puede rankear. Un post de LinkedIn puede aparecer como resultado más relevante que un artículo. Un video corto puede alimentar la respuesta de un modelo generativo. Si una marca no entiende esto, pierde una parte importante de las señales que ayudan a construir autoridad digital.
Al final, el nuevo SEO no es sólo aparecer en Google: es estar disponible, ser útil y ser citado en cualquier interfaz donde se construyan conversaciones, desde un chat con IA hasta un buscador social.
Las IA no inventan marcas: usan lo que las marcas ya han publicado, documentado y sostenido en el tiempo. Por eso, el contenido superficial ya no tiene cabida. Los modelos simplemente lo ignoran.
Las marcas que no tengan un ecosistema sólido, contenido bien trabajado, redes sociales consistentes, señales de confianza para sus públicos y una experiencia real demostrable, simplemente no existirán para estos modelos ni para sus usuarios.
El nuevo SEO, el SEO everywhere, no se trata de ganarle a un algoritmo, sino de construir presencia en cualquier espacio donde alguien pregunte, dude o busque una respuesta. Ese es el desafío de las marcas y también la oportunidad más grande que hemos tenido en años.





