Profesionales puente: la clave para cumplir con las nuevas regulaciones

Carolina Cabrera, vicepresidenta del Consejo de Ética y Autorregulación de la AMDD, y directora general y fundadora de LawTech.


El mundo actual ha tenido cambios vertiginosos. Esto ha obligado a que todos los actores sociales se vean enfrentados permanentemente a situaciones nuevas, ante las cuales deben generar cambios necesarios para adoptarlas con rapidez. 

Habrá aquellos que no pueden seguir este ritmo por edad o por falta de herramientas, algunos que no quieren o no lo harán, como organizaciones con estructuras rígidas, conservadoras e incluso incrédulas, sosteniendo a veces que los cambios van a pasar rápido y todo volverá a ser como antes.

La tecnología es, sin duda, una de las mayores revoluciones. Una revolución que no para, que es un continuo cambio. Estos cambios requieren de voluntad y de ciertos perfiles de profesionales que integren estrategias comunes.

Pudimos ver recientemente que la norma que elimina el uso de las tarjetas de coordenadas como forma de autenticación de algunos bancos, tuvo que generar un espacio de tiempo para su adopción, porque hay quienes no están preparados para hacerlo en forma inmediata, y aquellos que no lo logren quedarán obsoletos.

En el caso de la incorporación de la nueva Ley de Datos Personales por parte de las empresas, sucede algo similar. La ley viene a transformar la forma de usar los datos personales y esta transformación implica esfuerzos distintos en cada una de las empresas y organizaciones.

Hay algunas más preparadas que otras y, seguramente, muchas que no tienen las herramientas suficientes para generar el cambio. Lo que está claro es que todas estas empresas deben moverse hacia el cambio.

Para lograrlo, será más fácil si se trabaja con equipos que integren todas las partes de la empresa, para que todos comprendan el motivo del cambio y sus consecuencias, de forma que nadie se quede abajo.

Esto requiere de profesionales que habiliten la conversación entre mundos distintos y que influyan en su entendimiento. Es así como, por ejemplo, los abogados que entienden de tecnología y los profesionales de tecnología que se entienden con los abogados, jugarán un rol clave.

Si no buscamos esos actores en los equipos, los esfuerzos de adaptarse a las nuevas regulaciones se van a traducir en proyectos por silos, que muy probablemente no lleguen a un fin exitoso.

Un proyecto por silos se caracteriza por el trabajo individual de cada área, sin una estrategia común. Lo que debemos perseguir es que las decisiones de cambio estén en quienes tienen la capacidad de llamar a la integración, y encontrar a los jugadores que puedan permitir un intercambio de trabajo fluido, con un idioma y propósito común. Sólo así podemos generar el cambio cultural que se necesita.